Las lenguas indígenas no necesitan ser salvadas, sino habladas, señalan promotores y lingüistas en la 34 FILAH

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Si bien en muchas partes de México se viven crisis lingüísticas dentro de las comunidades originarias, en el norte de nuestro país la vulnerabilidad de las lenguas indígenas es aún mayor. Idiomas como el cucapá, con presencia en Baja California y Sonora, registran 23 hablantes, y el pápago de los municipios sonorenses de Altar y Plutarco Elías Calles tiene solo 11 hablantes fluidos; aunado a la inminente extinción del kiliwa de la sierra de San Pedro Mártir, en Baja California, que apenas conserva cuatro hablantes.

A manera de llamado a la acción, especialistas de la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como promotores culturales de las etnias mayo, yaqui y seri compartieron estas cifras en un conversatorio organizado dentro de la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH).

Al inaugurar el Foro Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas, en el Museo Nacional de Antropología, los panelistas enfatizaron la necesidad de mejorar o, incluso, crear nuevas políticas lingüísticas adecuadas a los contextos de cada región y de cada grupo indígena.

Tales contextos, relataron Antolín Vázquez Valenzuela y Teodoro Buitimea Flores, hablantes de mayo y de yaqui, respectivamente, son realidades en las que el dominio de las lenguas yace en adultos mayores que, “en 10 o 20 años ya no estarán con nosotros”.

A su vez, detallaron, esos abuelos y abuelas conviven, por un lado, con personas de mediana edad que, a lo sumo, “comprenden las lenguas pero no las hablan”, y por otro, con jóvenes y niños que todavía sufren discriminación por conocerlas o que, simplemente, no están interesados en hacerlo.

Junto con el promotor de la lengua seri o comca’ac, Bryan Montaño Barnett, enfatizaron la necesidad de continuar la promoción de espacios académicos para la revalorización de las lenguas, productos editoriales y audiovisuales, pero más aún rescatar la oralidad de las lenguas, a través de redes familiares y comunitarias que enseñen su uso cotidiano.

“Las lenguas como el yaqui no necesitan ser salvadas sino ser habladas. Los jóvenes de hoy son víctimas de nosotros sus mayores, quienes no les damos la oportunidad de entrar a ese universo hermoso que es la lengua yaqui, un idioma que te permite soñar y valorar el legado de nuestros antepasados”, expuso Teodoro Buitimea, al hacer una invitación a acercarse a las nuevas generaciones desde otras plataformas, como las redes sociales.

“Aunque mis rodillas digan lo contrario, yo me siento joven y por eso hice un canal de YouTube que se llama Tribu yaqui, lengua y cultura, donde sin ser lingüista enseño el idioma a los jóvenes de manera gratuita, y en el que sin ser historiador promuevo y resalto el pasado de mi cultura”.

Para finalizar, el investigador del Centro INAH Sonora, José Luis Moctezuma Zamarrón, refirió que la migración también debe ser un punto de atención entre las causas de la pérdida de las hablas maternas. Citó el caso de los kikapúes de Coahuila, una etnia que también tiene presencia en Texas, donde la ley les permite construir casinos dentro de sus reservas indígenas, lo que ha llevado a muchos de ellos a migrar a Estados Unidos, con la consecuencia de un desplazamiento lingüístico tanto por el idioma español como por el inglés.

Cabe mencionar que dentro de la 34 FILAH se llevan a cabo numerosas presentaciones editoriales relacionadas con el rescate de las lenguas indígenas, como Marea de historias. Proyecto de rescate de la tradición oral con infancias comca’ac, que se comentó este domingo 8 de octubre, en la carpa Yaqui.

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