Juan Hernández y la vida que nunca fue inútil: el rock mexicano, el barrio y una autobiografía que arde

Cuando parece que el ruido de la industria amenaza con apagar las voces auténticas, Juan Hernández alza nuevamente la suya, no con acordes ni distorsiones, sino con palabras que arden y acarician al mismo tiempo. El 3 de julio, bajo el cobijo de la editorial Kuteka, se lanza La vida inútil, un libro que no es simplemente una autobiografía, sino un grito desde las entrañas, una confesión con olor a sudor, calle y escenario. Una bitácora de vida escrita con la tinta de los años, las derrotas y éxitos, los sueños, las tocadas, las noches y madrugadas compartidas con guitarras y almas en llamas.

Juan Hernández, el mismo que fundó caminos con Three Souls in My Mind, que afiló la guitarra junto a Javier Bátiz y que incendió la rebeldía con Síndrome del Punk, ha sabido conquistar, no los palacios del poder, sino los corazones insurgentes que laten al ritmo del rock mexicano. Su nombre no sólo resuena como músico, sino como testigo y protagonista de una historia que muchas veces se escribió al margen, en los márgenes, en las banquetas. Y ahora, ese caudal de vivencias se transforma en literatura, en crónica emocional y testimonial, en memoria convertida en eco.

La vida inútil es todo menos lo que su título sugiere. Es una obra necesaria, vital, urgente. Es el testimonio de un hombre que convirtió la música en refugio, la guitarra en estandarte y el escenario en territorio sagrado. Desde los barrios ásperos de Ecatepec hasta los foros legendarios del país como el Teatro Metropolitan o el Lunario, Juan recorre en estas páginas el trayecto de un soñador que nunca claudicó. Nos habla de sus primeros pasos en la música, de sus días en la Escuela Superior de Música donde la academia se encontró con la calle, de sus bandas nacidas entre la amistad, la pasión y el deseo irrebatible de hacer de su arte una forma de existencia.

Pero este libro no es una lista de anécdotas. Es un acto de narrativa visceral. Es una forma de resistencia frente al olvido, frente a la indiferencia de quienes jamás supieron mirar al sur del mapa o al fondo de las almas. Es un canto de vida para quienes creen que la música puede salvarnos del abismo. Juan Hernández escribe como toca: con furia, con ternura, con cicatrices, con su alma y espíritu por delante. Cada capítulo está habitado por memorias que laten como heridas abiertas y también como himnos y lecciones de vida. Cada línea es una canción no cantada, una reflexión sobre el valor de lo cotidiano, sobre el barrio como patria, sobre el blues y el rock como plegaria.

Lo que Juan ha hecho con este libro es expandir su territorio expresivo. Si antes electrificaba corazones con solos de guitarra o descargas armónicas que nacían desde el alma, ahora lo hace con el ritmo de sus palabras. Sus relatos son pura carne, puro barrio, pura música. No busca complacer ni adornar. Es brutalmente honesto, como lo ha sido toda su carrera: desde los días de punk visceral hasta la actual etapa donde, junto a Juan Hernández y su Banda de Blues, ha hallado en el blues su idioma primigenio, su forma de respirar, de caminar, de amar.

Y es que el blues no es sólo un género para Juan: es una forma de estar en el mundo. Un acto de fe, una filosofía, una herida que se canta. Quienes lo han visto en escena lo saben: no hay trampa, no hay máscara. Sólo un hombre con una guitarra, una voz rasgada por el tiempo y una verdad que se ofrece sin filtros y con enseñanzas para quien las quiera leer de primera mano. En cada concierto, Juan no interpreta canciones, las vive. Las sufre, las goza, las entrega. Por eso este libro es también una extensión del escenario, una tocada en papel, un unplugged de su alma.

La vida inútil es, en realidad, una celebración de lo esencial. Una meditación sobre el arte como destino y como condena. Una invitación a seguir creyendo en la belleza de las pequeñas cosas, en la dignidad de los que resisten, en la fuerza de una lírica nacida en la calle y elevada por la experiencia. Es un libro para los que saben que la vida no es inútil si se canta, si se lucha, si se ama.

Con esta obra, Juan Hernández no sólo reafirma su lugar como ícono del rock mexicano, sino que se revela como un cronista lúcido de su tiempo. Un poeta eléctrico, un juglar moderno que ha sabido traducir su trayectoria en un acto de amor por la memoria, por la música y ahora por las letras. Leerlo es acompañarlo en su camino, tomar su mano de guitarrista y caminar con él por ese sendero donde el arte y la vida se confunden en una crónica urgente e indispensable.

Porque, al final, lo que Juan nos ofrece con este libro es eso: la posibilidad de mirar con otros ojos, de recordar que hay vidas que nunca fueron inútiles, sino profundamente necesarias. Y la suya, la de Juan Hernández, vibra, arde, canta, narra. Y permanecerá por siempre gracias a esta obra.

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