Por Ivette Estrada
El consumidor de nuestra era, lleno de paradojas, puede representarse con el viajero de cruceros. Aunque este tipo de consumo solo representen el dos por ciento del mercado total de turismo, presenta un crecimiento anual de ingresos del seis por ciento en la última década. ¿Su estrategia? Atraer a nuevos viajeros y ofrecer nuevas experiencias.
De hecho, la experiencia se posiciona como el gran anzuelo de consumo. La razón más reiterativa es la duración del placer. Cuando se trata de productos, la euforia se diluye en un par de días. Una semana a lo sumo. En viajes, aprendizaje y otras experiencias interactivas, el goce permanece de forma indefinida.
Al mismo tiempo, la compra de productos es efímera, solitaria y en mayor o menor medida cae en la categoría de lo insustancial. Las experiencias, en cambio, involucran a la familia, pareja, colegas y amigos y se convierte en parte de la historia de vida. En la balanza de transitorio respecto a permanencia gana ésta última.
Este es un ejemplo:
Los hoteles de lujo capturan el segmento de los nuevos cruceros con el lanzamiento de marcas de yates. Representan una experiencia distinta de las embarcaciones tradicionales. Al mismo tiempo, los cruceros ajustan su rentabilidad a través de economías de escala y nuevas fuentes de ingresos como los megabuques o barcos con más de tres mil atracaderos que aumentaronn del 27 al 47 por ciento de la flota mundial de cruceros desde 2015.
Las compras complementarias, como las excursiones en tierra y los casinos a bordo, también se convierten en una importante fuente de crecimiento y representan el 30 por ciento de los ingresos en promedio.
Detectar las oportunidades de negocio, su personalización y transformación en una experiencia, implica analizar los patrones y perfiles de consumo a través de los datos de cada consumidor. De esta manera se visibilizaron dos nuevos grupos de visitantes que impulsan el crecimiento de productos específicos como los parques temáticos.
La data logró visibilizar que el crecimiento en la asistencia a los parques temáticos en la última década procedía de visitantes de Asia. Otro grupo importante se centró en los Millenialls.
Así como en los llamados “consumidores zero” o prototípicos de la post pandemia mundial de Covid-19, las experiencias son cada vez más importantes para los viajeros y consumidores en general.
Y contrario a lo que se piensa, se trata de mercados muy fragmentados con incipiente pericia digital, lo que abre el campo de acción a empresas tecnológicas para potencializar este ascendente mercado que busca experiencias.
Pero la tecnología es casi nada para explotar la imaginación y creatividad que puede lograrse en la creación de experiencias, en narrativas que generen curiosidad, disfrute, interacción y reten la inteligencia y status quo del consumidor. Es necesario comenzar a vislumbrar nuevas embarcaciones, lugares insólitos del pragmatismo, utilidad, sustentabilidad, igualdad y participación.
Los cruceros a nuevas experiencias están por zarpar.