A casi 100 días de iniciada su campaña militar contra Hamás, Israel sigue bombardeando la Franja de Gaza y prometió seguir con su ofensiva para destruir el movimiento islamista. No se ve un final al conflicto entre ambas facciones.
El primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que Israel no se dejará disuadir por un caso ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), donde se enfrenta a la acusación de que la campaña en Gaza constituye un genocidio.
Nadie nos detendrá: ni La Haya, ni el eje del mal, nadie», dijo en una conferencia de prensa, refiriéndose a Hamás y a las milicias Hezbolá y hutí, respaldadas por Irán.
Más de tres meses después del ataque del 7 de octubre de Hamas contra Israel, más de 23 mil palestinos han muerto por los bombardeos israelíes y Gaza es un páramo de escombros, con sus 2.3 millones de habitantes, salvo un puñado, apretujados en un minúsculo rincón del extremo sur del enclave.
En Rafah, en el sur, un ataque aéreo israelí contra una casa que albergaba a dos familias desplazadas mató a 10 personas, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.
Bassem Arafeh, un pariente de las familias de Rafah, mostró la foto de una niña muerta con un trozo de pan en la mano y explicó que las familias estaban cenando cuando la casa fue atacada el viernes por la noche.
Esta niña murió mientras tenía hambre, mientras comía un trozo de pan sin nada ¿Dónde está la Corte Penal Internacional para ver cómo mueren los niños?», dijo Arafeh. «¿Dónde están los musulmanes (…) y los líderes mundiales?».
Israel afirma que ataca a los militantes y hace todo lo posible por minimizar los daños a los no combatientes en su guerra urbana contra Hamás en el densamente poblado enclave palestino, pero la magnitud de la matanza en Gaza y la grave situación humanitaria han conmocionado a la opinión pública mundial y han multiplicado los llamamientos a un alto el fuego.
Israel ha rechazado la acusación por considerarla una burda distorsión y ha afirmado que sus acciones en Gaza se han llevado a cabo en defensa propia, después de que hombres armados de Hamás atacaran una serie de comunidades en el sur de Israel, matando a más de mil 200 israelíes y extranjeros y tomando 240 rehenes.
El ejército israelí dijo el sábado que sus fuerzas habían matado a numerosos militantes en la zona meridional de Jan Yunis y en el centro de la Franja de Gaza, y que estaba investigando el ataque registrado en Rafah.
Hamás afirmó que sus combatientes habían disparado contra un helicóptero israelí en Jan Yunis, en el sur de Gaza.
En el centro de la Franja de Gaza, los residentes informaron de intensos tiroteos y bombardeos con tanques, así como de ataques aéreos israelíes en Al-Bureij, Al-Nusseirat y Al-Maghazi, zonas donde viven refugiados y descendientes de la guerra de 1948.
Colapsa sistema sanitario
El portavoz del Ministerio de Sanidad de Gaza, Ashraf Al-Qidra, dijo que los ataques israelíes mataron a 135 palestinos e hirieron a 312 en las últimas 24 horas. En total, agregó, 23 mil 843 palestinos, en su mayoría civiles, han muerto desde el 7 de octubre.
Mientras continuaban los combates, el director de UNWRA, la agencia de ayuda de la ONU para los palestinos, afirmó que la muerte y la destrucción de los últimos 100 días estaban «mancillando nuestra humanidad compartida».
En el Hospital Nasser, un puñado de médicos dijeron que estaban luchando en un sistema sanitario ahora «colapsado».
Imágenes de Reuters mostraban a pacientes tumbados en camillas en el suelo dentro de los pasillos y a médicos usando las linternas de sus teléfonos para examinar los ojos de los pacientes.
Faltan la mayoría de los suministros médicos de la UCI», dijo el médico Mohammad Al-Qidra. «No tenemos camas vacías, ni tratamientos. La mayoría de los medicamentos de la sala de urgencias no son suficientes para los pacientes. Estamos intentando encontrar alternativas».
Las salas del hospital están siendo compartidas por muchos de los desplazados.
Cuando pedimos medicinas, nos dicen que no tienen, y la situación es mala. Estamos aquí con frío y viento», dijo Mahmoud Jaber, desplazado de su casa en la ciudad de Gaza.
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En Cisjordania ocupada, donde la violencia ya había aumentado antes del 7 de octubre, tres palestinos que iban armados con cuchillos, un rifle y un hacha intentaron entrar en un asentamiento judío y murieron, según el ejército israelí.
El Ministerio de Sanidad palestino dijo que los muertos tenían 15, 17 y 19 años. Un soldado israelí resultó herido en un intercambio de disparos con los asaltantes cuando éstos rompieron la valla exterior del asentamiento de Adora, cerca de la ciudad palestina de Hebrón, según Israel.